ESPACIO | En búsqueda de agua
La NASA lanza hoy dos sondas a la Luna
- Una de la sondas buscará plataformas de aterrizaje para futuros viajes
- La otra tiene como objetivo localizar hielo en los polos lunares
Esta noche, la NASA lanza dos misiones robóticas con destino hacia la Luna desde Cabo Cañaveral, con el ambicioso objetivo de explorar al máximo los detalles del satélite, de cara a las futuras misiones tripuladas.
La sonda Orbitador de Reconocimiento Lunar (LRO, en inglés) y el Artefacto de Observación del Cráter Lunar (LCROSS) son el primer paso para hacerse con un atlas de su superficie y tener más detalle de sus características para la vida, como es la posible existencia de agua. Ambas naves, con sofisticados instrumentos a bordo, serán lanzados casi a medianoche (hora peninsular) con un cohete Atlas V, iniciando así un viaje de cuatro días.
El LRO, se situará en una órbita elíptica a sólo 50 kilómetros de la superficie lunar. Su objetivo fundamental es identificar plataformas de aterrizaje que sean seguras para los astronautas que quizás viajen hasta allí en el futuro. Ha sido diseñado para permanecer al menos un año orbitando la Luna y recogiendo datos tanto del suelo como del entorno.
Sus instrumentos permitirán hacer mapas en tres dimensiones y en alta resolución, a la vez que se examinan la superficie con rayos ultravioleta. También recogerán datos sobre las radiaciones y cómo pueden afectar al tejido humano, imitado con un plástico especial.
El LRO no viaja solo en la primera fase de su expedición. Va acompañado de otro artefacto, el LCROSS, cuya misión es buscar la respuesta definitiva sobre la existencia de agua en los cráteres profundos de los polos lunares.
El LCROSS dirigirá parte del cohete Atlas, el cohete Centauro, para que impacte contra esa región lunar en sombra permanente. Se espera que la nube que se levante con la colisión alcance casi los 10 kilómetros de altura.
Durante los siguientes cuatro minutos, los nueve instrumentos del LCROSS (entre ellos, cinco cámaras) recogerán datos sobre la composición mineralógica de esa nube y sobre la posible existencia de hielo en nuestro satélite, una información que enviará inmediatamente a la Tierra porque, tras ese periodo de tiempo, también se estrellará contra el polo lunar.
Esta parte de la misión está previsto que dure entre tres y siete meses, porque no se sabe con exactitud cuánto tiempo tardará en llegar el LCROSS al punto de la órbita adecuado para caer en un cráter profundo o cuándo habrá la mejor iluminación del Sol.
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