sábado, 6 de junio de 2009

Análisis

La revolución que viene: la economía será verde o no será

El presidente de EEUU, junto a unos paneles solares, tras visitar una planta en Nevada. | Foto: Efe

El presidente de EEUU, junto a unos paneles solares, tras visitar una planta en Nevada. | Foto: Efe

Vivimos tiempos memorables. En pocos años, el mundo va a cambiar y el resultado no dejará indiferente a nadie. Hemos llegado al final de una fiesta que llegó al máximo en los últimos dos siglos de revolución industrial: la depredación de los recursos. Estamos ante una encrucijada y las decisiones que tomemos ahora nos llevarán a un mundo empobrecido o a un futuro en el que la eficiencia y la gestión nos ayuden a seguir adelante.

La clave está en el Medio Ambiente, que no es un problema, ni un dilema, ni un obstáculo; es simplemente lo que somos, el lugar donde vivimos, nuestra casa. La Tierra no da para más. Hemos crecido sin tener en cuenta que lo hacemos en un Planeta finito. No hay materia prima para tanto. Y tampoco puede la Tierra seguir prestando gratis sus servicios ambientales: ser el vertedero y la depuradora de nuestro desechos.

Un ejemplo es el cambio climático: la atmósfera no puede acumular más gases de los que emitimos sin que ocurran cambios que alterarán nuestra calidad de vida. Evitar el calentamiento global es nuestro gran reto. La solución es pasar de un sistema productivo intensivo en carbono a otro libre de gases de efecto invernadero y de combustibles fósiles. Y, como toda innovación, eso es una oportunidad, no una catástrofe.

Así lo entienden ya gobiernos, empresas y emprendedores. Obama abandera ese cambio con su propuesta de un green new deal para EEUU, un plan para reflotar el país basado en las renovables y los empleos verdes. Como escribe el catedrático de Física Antonio Ruiz de Elvira: «Estamos en la encrucijada de General Motors. Apostar por lo tradicional o por la innovación. Ya sabemos adonde ha llegado GM, que apostó, por los vehículos que quemaban 20 litros/100 km». En estos días, el gigante de la automoción estadounidense busca quien lo reflote. Ha sido devorado por empresas como Toyota, que ha vendido ya un millón de ejemplares del modelo Prius, el primer híbrido comercial con motor eléctrico/gasolina de la historia.

Según el economista Jeremy Rifkin la revolución industrial basada en el petróleo, el coche y la producción centralizada de energía colapsó a finales del siglo XX. Después ha habido un intento de mantenerla a flote con burbujas como la financiera-inmobiliaria que ha estallado ahora. Frente a eso hace falta una tercera revolución industrial, la revolución verde.

El economista español José Manuel Naredo lo explica también: La humanidad se mantenía con la energía anual que el sol producía, la fotosíntesis. Más tarde vivimos un periodo a crédito, gastando en dos siglos los recursos acumulados durante millones de años en forma de combustibles fósiles. Eso nos ha permitido vivir un espejismo de abundancia. Y se ha acabado.

Ahora podemos dejarnos llevar al desastre o apostar por la eficiencia. Empresas como Iberdrola, Gamesa, Abengoa o Acciona son líderes mundiales de esa economía verde. Vivimos tiempos memorables. Pase lo que pase, nos gustaría estar ahí para contarlo.

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