Menos lluvias en la Península Ibérica
¿Han cambiado las contribuciones mensuales de precipitación al total anual en la cuenca mediterránea? Investigadores del Instituto Pirenaico de Ecología (CSIC) han valorado los cambios observados desde 1950 en la evolución de las lluvias y han predicho menores contribuciones para mediados del siglo XXI, en un escenario con un aumento de la emisión de gases de efecto invernadero.
"A partir de datos observados (1950-2006) y simulados por distintos modelos climáticos (2040-2060), hemos analizado si la contribución mensual al total anual ha variado en las últimas décadas y si se espera que lo haga en un futuro a medio plazo", señala a SINC Juan Ignacio López-Moreno, autor principal del estudio.
La investigación, publicada recientemente en Geophysical Research Letters, se engloba en el estudio de la variabilidad y el cambio climático en la región mediterránea. Según los científicos, ha habido cambios significativos en esta zona que afectan de forma desigual a lo largo del año, y se han detectado "áreas homogéneas" en la evolución temporal de las lluvias. Para López-Moreno, además de las alteraciones de la cantidad de precipitación caída, "los modelos climáticos sugieren nuevos cambios para las próximas décadas".
Menos lluvias en marzo
Entre los patrones más significativos, el estudio refleja que en el oeste de la cuenca mediterránea, en concreto en la Península Ibérica, ha habido un descenso del 8% de las precipitaciones en los meses de marzo de 1950 a 2002, y un aumento del 3% en abril y mayo en el mismo periodo. Los investigadores apuntan también a un ligero aumento de las lluvias de agosto a diciembre.
En toda la cuenca mediterránea, los científicos prevén una disminución significativa de las lluvias, sobre todo en primavera y verano. Sin embargo, las observaciones de los últimos 50 años y las predicciones para las próximas décadas no muestran cambios en los patrones estacionales de la distribución de las lluvias.
El equipo de investigación señala que "los cambios observados no son suficientes para alterar el patrón general de la distribución de las precipitaciones a lo largo del año, a pesar de haber localizado la importancia".
Según López-Moreno, las incertidumbres asociadas a los modelos climáticos y las respuestas de los sistemas hidrológicos a los cambios del clima dificultan la presentación de conclusiones inmediatas.
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