SISMOLOGÍA | Terremotos
España ha sufrido 10 terremotos como el de Italia en los últimos siglos
Monitorización de actividad sísmica en el Instituto Sismográfico Nacional . Foto: K. Para
- Granada, Murcia y Alicante y la zona pirenaica son las áreas más activas
Un terremoto de 5,8 grados en la escala Richter ha destruido la ciudad italiana de L’Aquila y ha provocado la muerte de más de 200 personas. Tras la desgracia italiana es fácil preguntarse: ¿Puede sufrir la península Ibérica un seísmo de esa intensidad? Los expertos lo tienen claro: sí. De hecho, limitándonos a tiempos históricos y no al pasado remoto, España ha registrado una decena de terremotos de una magnitud superior al seísmo del centro de Italia. Son datos del Instituto Geográfico Nacional que no parecen tranquilizadores, aunque deben ser matizados.
España puede sufrir terremotos de gran magnitud, pero la frecuencia es menor que en otros lugares, explica, Emilio Carreño, director de la Red Sísmica Nacional. «El Mediterráneo es un área sísmica de importancia», porque es una zona de contacto entre la placa africana y la europea, añade Mercedes Ferrer Gijón, del Instituto Geológico y Minero de España, «pero mientras que Turquía, Grecia e Italia tienen un riesgo sísmico alto, en España es moderado o bajo». Es en el sureste, –especialmente Granada, Murcia y Alicante– y en los Pirineos donde la actividad subterránea es más intensa y donde más seísmos se registran.
Mercedes Ferrer aclara que hay muchas variables que pueden convertir en letal un terremoto y que son las que se tienen en cuenta cuando se estudia la vulnerabilidad de un territorio. La densidad de población del área afectada es clave. Pero el daño depende también de factores muy simples, como el momento del día. El terremoto de L’Aquila, que ocurrió de noche, sorprendió a muchas personas durmiendo en casa, bajo techo. «Lo que mata no son los terremotos, sino los edificios», explica Ferrer Gijón.
Por eso, las normas de construcción antisísmica son esenciales. Emilio Carreño, director de la Red Sísmica española, comenta que en España se aplican normas de construcción «sismorresistentes» desde los años 60. La última actualización de esa ley se hizo en 2002 y se llevó a cabo superponiendo el mapa de riesgos sísmicos sobre el de municipios. De este modo, las normas de construcción no son iguales en todo el territorio, sino que se aplican medidas especiales en aquellas localidades con más propensión a los temblores.
Los sistemas de observación de la Red Sísmica, explica Carreño, «tienen un alto nivel de detección» y toman registros diarios de los movimientos. Para Carreño el foco más peligroso es la franja marina que va de las Azores hasta el cabo de San Vicente, en Portugal. Allí se originó el terremoto y el posterior tsunami que en 1755 trituró Lisboa matando a 15.000 personas. Se estima que tuvo una magnitud de 8,6 y se notó hasta en Alemania.
¿Se pueden predecir los terremotos? Miguel Ángel Rodríguez Pascua, del Instituto Geológico y Minero de España, afirma que un seísmo puede ocurrir en cualquier lugar de España «donde haya fallas activas» y que la ciencia permite decir «dónde y cómo de grande va a ser, pero no el momento». Según Rodríguez, hay dos formas de estudiar la sismicidad de un área: mediante los aparatos de medida como los sismógrafos y a través de los documentos históricos. Pero algunas fallas, aclara, tienen «periodos de retorno muy largos, de miles de años» de modo que pueden ser vistas como no activas.
Por eso defiende potenciar otra vía de estudio, un campo llamado paleosismografía y que está empezando a desarrollarse ahora en la geología española. Consiste en estudiar sobre la falla las huellas dejadas por seísmos antiguos, lo que permite escribir la biografía de esa falla, su trepidante pasado.
No hay comentarios:
Publicar un comentario