jueves, 6 de noviembre de 2008

Desiertos injustos


La arena se extiende hasta el horizonte, las dunas se elevan más de 500 metros y los campesinos huyen de las sedientas tierras para trabajar en la ciudad. Bienvenidos al norte de China, donde la desertificación –degradación de la tierra ocasionada primordialmente por actividades humanas– extermina casi medio millón de hectáreas de praderas al año. En la lucha por alimentar a 20 % de la población mundial, China ha sobreexplotado los pastizales y las tierras de cultivo, creando nuevos desiertos en este proceso. Desde 1949, los 425 millones de trabajadores agrícolas del país han perdido una quinta parte de las tierras laborables, y las tormentas de polvo –el resultado de la pérdida del humus– golpean ahora a Pekín. Greenpeace dice que un esfuerzo de reforestación por mandato del gobierno ha sido hasta cierto punto exitoso, pero que la siembra de pastos y una gestión más estricta de la tierra es lo mejor para la recuperación ecológica. Irónicamente, la migración urbana podría ser de ayuda en el corto plazo: con menos campesinos y cabezas de ganado, las plantas pueden echar raíces otra vez.

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